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Mostrando entradas de septiembre, 2007

(huella) en el techo...

Mirá la marca del cliente cabrío, semental. ¿Paga con su propio cuerpo? Mirá y grabala; después podrás pensar en esta cosa y convertirte en el propio diablo o en el ajeno, el que te guste más, y tendrás de ese modo la capacidad de hacerla sufrir con horas y horas de construir infiernos sobre el suelo del infierno. Pensá y odiala; que te ame mientras la aborrecés; y que te ame mientras la odias para siempre; así seguirá a tu lado y la huella cubrirás de pintura roja y el maldito pie en el interín se lastima de sangre y pierde su último contacto con el cielo y ahí, en ese preciso momento, entrarán a otro paraíso y serás tu ángel y encontraras otro ángel y nuevos infiernos.

El hombre está sin trabajo

El hombre está sin trabajo, el hombre está sin alcohol; por lo tanto está desesperado, desesperado y sin tabaco hoy. Sino fuma lo puede la ansiedad y la ansiedad lo hacer comerse las uñas; su mujer lo reta como a pendejo, "no hagas eso o te dejo". El hombre está sin trabajo, el hombre está sin alcohol; no tiene puchos y se come las uñas, el hombre quedó sin amor.

El cerdo y la luna

No es que el chancho esté enamorado de la luna; pasa que se ve muy gordo, lo suficiente para que mañana, cuando se abra la puerta a la una, entren a su corral a buscarlo para colgarlo del gancho y sobre su garganta dibujar un tajo. Por eso esta noche mira las estrellas e imagina a la luna como una gran cerda; le recuerda a su madre, aquella que vio por última vez cuando ese destino de él le tocó a ella. El granjero entró y no lo pudo hallar; batió todo el campo y preguntó en la ciudad. Por más que lo buscó no lo pudo encontrar, "mejor no criar más cerdos, chanchos nunca más; porque un día sacan alas y se van a volar".

Poema sin título, de Nicolás Reynolds

La vida o el mundo no sólo están hecho de minitas que pasan sino de casualidades maltrechas o truncas por lo cual parte de una ética contemporánea requiere tomar lo que se pueda en este momento o cuanto antes. Estar en el momento y lugar justo o esperar lo justo como un carroñero adusto o Don Juan. En éstos momentos quisiera ser las piernas de una mujer eterna con chupín y zapatitos, y no la exístencia para el poema que regresa. Una mancha roja circular o la bandera anarquista o la sandinista libertaria frente a la casa que no es mía aún. Porque esto es lo que va a pasar: no usaré otro adjetivo que feérico; una mujer que no es la mía cambiará de planes o no dará seguridades hasta nuevo aviso; alguien llega antes que uno a mostrar preferencia por las ventanas, como los gatos; o además perder tus papeles del estado. Ahora soy pobre y creativo como un poeta pobre de cigarrillos. De ese frenetismo feérico estoy hablándo; como dicen los que opinan, todo es apre

Cuentos cuentas

Para SR, con el cariño de los círculos que nunca se cierran. Ustedes dos, mis amadas, ya apagaron la luz. Una para imaginar, la otra para dormir. Y yo, a un costado, acostado, les hablo. No puedo dormir, así que las unifico y les hablo. Antes me alegraba y era capaz de escribir mil cosas bonitas, divertidas, invenciosas; me encantaban los tríos. Antes, cuando estaba mal con ustedes, me estristecía y era capaz de escribir mil cosas feas, tediosas, invenciosas; pero igual me seguían gustándo los tríos. Desde que quiero imitarlas, ser como ustedes para que no dejen de amarme, me he vuelto repugnante. Ustedes dos, mis amadas, ya se durmieron. Una sueña, la otra se masturba. Y yo, a un costado, acostado, turbo mi estado de ánimos con las elucubraciones propias de una mente cochina que prefiere los tríos a las relaciones monogámicas. No soporto hablarle al aire y pienso. Después de todo, el pensamiento y las voces son análogos. Las palabras son arrastradas de vereda en vereda, hasta que se p