Ya me iba, pero volví; aunque no puedo aclarar nada: no tengo fusil al hombro, ni bolsillo sin monedas. No te quiero abrazar porque sería falso: no quiero aferrarme a tu pecho ni que detengas mi renguear. Cualquier cosa, menos quedarme, de mí hablará mejor: pareció que volvía, pero ahora sí me fui.