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Frazadita


 

  Mi hermanita y yo llegamos tarde: no quedaba nadie, excepto el cumpleañero. La piloteamos los tres, conversando y cambiando rumores, hasta que alguien golpeó la puerta. Nuestro amigo abrió y allí estaba, Celina. Llegó con un pequeño regalo, explicó algo sobre un embotellamiento en la Autopista Buenos Aires-La Plata y luego pasó por el incómodo momento en que me saludó. Tres meses desde la separación, tres meses de extrañarla y ella tan campante.
  Al rato el cumpleañero y mi hermana empezaron a arrimar: yo soy celoso, pero cerré la boca porque cuando ambos encararon hacia una de las habitaciones yo quedé a solas con Celi: momento más que oportuno para comportarme como un salame y tartamudear, instantes para hacer todo lo que había prometido no volver a hacer con tal de que ella volviera a descargar sus pestañas en mí.
-Veamos televisión, querido Deivid. -dijo pragmáticamente. Un silencio de murmullo de publicidades es mejor que un silencio incómodo.
  En el living de la casa ocupamos un sofá inmenso, encendimos el televisor y pasamos canales hasta encontrar El día de la marmota.
  El clima, dentro de la pantalla y tras las ventanas -y también entre nosotros- era frío. Fui por una frazada a la habitación de mi amigo -por suerte solo conversaban, aunque peligrosamente tomados de las manos-.
  La frazadita tenía el largo suficiente como para que la comparta con mi ex sin tocarla; pero mientras se repetían los días nos acercamos cada vez un poquito más. Le pregunté si podía abrazarla y ella accedió, con recelo.
  Pasaron los minutos, los fotogramas se repetían -porque ya habíamos visto la película varias veces- y Celina se durmió sobre mi hombro.
  Yo me prometí no dormir para disfrutar de cada uno de sus suspiros y ronquidos y de su cuerpo rozando el mío, pero me dormí y soñé que seguía estando solo, durmiendo en una cama de dos plazas, mientras los días son cada vez más fríos y en los noticieros no dejan de decir que este invierno puede llegar a nevar.


Comentarios

  1. Es cierto que esas cosas pasan,
    es cierto que esa película la vi mil veces,
    es cierto que el frío hace que uno extrañe cosas que creyó que no las quería más.

    Muy Lindo cuento, Cerdo!

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  2. Mi corazón zozobra y mis patitas están frías: ¡no hagan intriguismo con publicando tan lindos comentarios de forma anónima!

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